Cinco tips para cuidar la salud bucal de nuestros animales

Diferentes técnicas y hábitos saludables pueden prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida de las mascotas.

Cinco tips para cuidar la salud bucal de nuestros animales

La boca de un perro y de un gato son un indicador de su salud. El estado de los dientes, de la lengua, de sus encías y de toda la cavidad bucal habla de su bienestar, y con pequeños cuidados y cambios de hábitos se pueden evitar enfermedades e infecciones, mejorando su calidad de vida.

“No normalicemos el malestar de nuestros perros y gatos. Junto con la obesidad, las enfermedades dentales están entre las más ignoradas en la población de animales de compañía. ¡Tenemos que transformarlo! Lo importante es prevenir y brindar salud. Si querés prevenir, cambiá hábitos. La tenencia responsable y la salud integral de nuestros animales dependen de nosotros”, explica la veterinaria (MN 8652) María Eugenia Zuccaro.

¿Qué podemos hacer entonces para cuidar la boca de nuestras mascotas? ¿A qué tenemos que prestar atención, y qué cambios podemos hacer en casa para mejorarle la vida a nuestros perros y gatos?

Cinco recomendaciones para cuidar la salud bucal de los perros y gatos

La alimentación:

El primer hábito saludable que podemos incorporar es la alimentación natural. El consumo de croquetas ultraprocesadas o de alimentos altos en carbohidratos predispone a una mayor acumulación de bacterias que producen sarro.

En la naturaleza, los animales tienen una microbiota oral equilibrada, generada en gran parte por el tipo de dieta; en este caso, por ser carnívoros, una dieta a base de presas. La microbiota son microorganismos que colaboran para mantener la salud bucal.

Un animal que come ultraprocesados todos los días empieza a acumular más sarro en forma diaria, está más propenso a inflamaciones crónicas y al deterioro de sus piezas dentales. Es como si nosotros, los humanos, comiéramos galletitas o caramelos todo el día: estamos más predispuestos a las caries.

La naturaleza nos da una gran variedad de nutrientes: ¿qué comerían ellos en su hábitat natural, y cómo podemos reemplazarlo en casa? Asesorate con un veterinario experto en alimentación natural para un giro de 180 grados en la calidad de vida de tus mascotas.

La higiene bucal: ¡lavales los dientes!

Otro hábito saludable es limpiarles los dientes, ya sea con un cepillo (si es ecológico, ¡mejor!) o con una gasa envuelta en el dedo. Esta rutina es importante instalarla desde cachorros para educarlos y que se acostumbren desde temprano a la sensación del cepillo, lo asocien con algo positivo y lo incorporen como un hábito más en su rutina.

Con animales adultos puede ser más difícil si no están acostumbrados. Para comenzar, una alternativa es envolverse el dedo índice con una gasa y, sin lastimar, repasar las piezas dentarias en todas sus caras (externa y externa), tanto de las delanteras como las traseras.

Esta rutina aplica tanto para perros como para gatos.

El cepillado se puede hacer con agua o con productos que se venden en las veterinarias. También se puede usar una mezcla natural a base de aceite de coco, menta y perejil, consultando siempre con el especialista. Esta limpieza puede ser diaria, semanal o mensual. Mientras más lo hagamos, ¡mejor!

Los huesos recreativos: los perros naturalmente no usan cepillo de dientes

En su hábitat se limpian con huesos, royéndolos. Podemos recrear este excelente hábito en casa, incorporando la rutina de darles un hueso recreativo. El objetivo no es que se lo coman, sino que lo usen para jugar y, de paso, tener una boca más saludable.

¿Cómo debe ser ese hueso y cómo usarlo? Por empezar, debe ser de tamaño grande, o por lo menos mucho más grande que el tamaño de su boca, ya que no es para tragarlo sino para roer. Segundo, tiene que ser un hueso crudo, no cocido. Se lo damos unos 20 minutos o media hora para que juegue y repetimos la rutina una vez a la semana o cada 10 o 15 días.

Podés pedirle a tu carnicero que te corte un hueso de fémur de vaca (ya sea la parte del medio o una de las cabezas), lo guardás un mínimo de 5 días en el freezer -esto es importante por una cuestión de sanidad-, lo descongelás y, sin cocinarlo, se lo ofrecés a tu animal, observando de lejos su comportamiento. Él va a jugar y, después de 20 o 30 minutos se lo sacás y lo descartás.

La cocción no se recomienda ya que hace que el hueso pierda agua y elasticidad, se ponga demasiado duro y tu perro, al intentar roerlo, lo puede partir y lastimarse los dientes o tragarse alguna de las partes. El objetivo del hueso es recreativo, no es para comérselo.

Roer el hueso es una de las formas más efectivas de eliminar la placa de sarro y evitar su producción. Muchos avisos publicitarios nos dicen que hay galletitas industriales eficaces para esto. ¿Pero son realmente saludables? ¿Creés que una galletita seca y dura compuesta principalmente de carbohidratos y sin nutrientes naturales realmente ayuda a limpiar los dientes? Dale la opción entre una barrita artificial y el hueso, y vas a ver qué elige naturalmente.

El hueso recreativo, además de mantener la salud bucal de tu perro, mejora su estado de ánimo, descarga su energía, ¡y lo hace más feliz! Siempre es recomendable asesorarse con un veterinario especialista en conducta, ya que el hueso es un recurso muy valioso para el animal y, con la motivación de protegerlo, podría llegar a reaccionar con conductas agresivas al querer quitárselo.

Juegos:

Los mordillos, las sogas para roer y los juguetes para masticar también ayudan a la higiene dental. Los «snacks» que dicen ser efectivos para la limpieza dental no lo son y desaconsejo su uso.

La consulta con el veterinario:

En tu casa tenés que estar muy atento a cualquier signo de posible mal estado de la boca: halitosis o mal aliento, molestias al comer (¿busca masticar de costado, escupe la comida o hace movimientos raros con la lengua, babea mucho?). Cualquiera de estas señales, así como el color u olor de sus encías y dientes pueden ser un síntoma, por lo que se recomienda chequear con el veterinario.

Cada 6 meses es ideal llevarlo a un control para una evaluación. Tratarlos a tiempo puede prevenir enfermedades y darles un tratamiento y una limpieza adecuada, llegado el caso bajo sedación en manos de un profesional.

Una enfermedad bucal detectada a tiempo evita cuadros inflamatorios e infecciones crónicas, la hiperreactividad del sistema inmune y hasta la inflamación crónica en todas las mucosas de la boca, en la lengua, en las raíces dentarias, en los huesos, en la cavidad nasal y en los órganos más lejanos como el hígado, el riñón, el bazo y el corazón.

Consultá siempre a tu veterinario y desde hoy, ¡empezá a cambiar hábitos para mejorar y prevenir!

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